miércoles, 19 de julio de 2017

Final

Pues ya hemos terminado.

A lo largo de este curso hemos podido conocer qué es lo que realmente supone la alimentación para nuestra vida, qué pautas se deben seguir y sobretodo, hemos sido conscientes de lo que realmente hacemos, porque hasta que no te obligas a reflexionar detenidamente sobre ello no nos damos ni cuenta de lo que estamos comiendo.

Algunas de las actividades que realizamos relacionadas con la alimentación no estaban tan mal y otras que creíamos correctas, puede que no lo sean tanto.

Además, hemos de considerar las circunstancias de salud de cada individuo, pues esto de la alimentación no es universal, cada uno tenemos unas necesidades, unas dificultades y también unas preferencias, que debemos tener en cuenta siempre que sea posible.

En el aula no es muy fácil poner a todos de acuerdo sobre qué y cómo lo hacemos con la alimentación, pero cuanta más información tengamos, más argumentos podremos exponer. Y de eso se trataba...

Saludos

Ana

martes, 18 de julio de 2017

4.4 Reflexión Nutrición en la enfermedad

Hay muchas patologías relacionadas con la alimentación. Algunas causadas por la alimentación y otras que lo que conllevan es una limitación o modificación de la misma.

Cada día conocemos de más de estas alteraciones y parece que nuestro estilo de vida se relaciona directamente con ello, pero también sabemos que muchos de los efectos adversos atribuidos a nuestra alimentación no tienen ningún tipo de base científica.

Muchos de mis amigos siguen dietas libres de glúten por convicción, no porque presenten celiaquía. Otros no consumen alimentos lácteos, porque los asiáticos no las consumen y son sanísimos. Algunos no consumen animales terrestres porque es una crueldad.

Por suerte ninguno de ellos ha padecido ningún problema relacionado con estas restricciones autoimpuestas y espero que así continúe, pero nuestros abuelos (no los de los asiáticos, ni los Neandertales, mi abuela Paula por ejemplo) consumían dietas basadas en su autoproducción, porque era a lo que tenían acceso. Leche de sus vacas, hortalizas, frutas y verduras de su huerto, huevos de sus gallinas y carne de sus animales, muchos embutidos y conservas naturales para poder aprovechar durante todo el año los alimentos de que disponían. Y gozaban de una excelente salud, excelente aún habiendo pasado dos guerras. No será tan mala la leche, ni las carnes rojas, ni los huevos, digo yo.

Entiendo que restrinjas la alimentación por necesidad y que la adaptes a tu situación personal (por buenos que sean los cereales no le voy a poner pan en las comidas a un celíaco), pero se nos va la cabeza con tanto milagro dietético y eso no puede ser bueno.

Con mis alumnos de Educación para la salud hemos visto las adaptaciones del menú asociadas a las principales patologías y condiciones de salud (hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, disfagia), pero no creo que debamos cambiar sustancialmente nuestra saludable dieta mediterránea, sólo adaptarla.

Un saludo

Ana


viernes, 14 de julio de 2017

3.3 Reflexión. Educación y estilo de vida activo

Estoy convencida de que a comer bien, como a casi todo en esta vida, se aprende. 

Independientemente de las preferencias culinarias, si has adquirido la costumbre (por no llamarlo disciplina) de comer de todo, al final lo haces sin cuestionarlo siquiera. Considero esencial que se haga como rutina, por lo que no sólo el domicilio es el lugar de seguir estas indicaciones, el colegio es fundamental. 

Recuerdo con horror la comida del colegio, la verdad es que no era tampoco la más equilibrada, había fritos precocinados al menos 3 veces a la semana. Además se preparaba horas antes del momento del comedor, por lo que estaba casi fosilizada cuando llegábamos nosotros. Eso no ayudó a educarme en materia alimentaria. Añadiendo que pasé gran parte de mi niñez con mis abuelos y hacían cualquier cosa por contentarme para comer.

No sólo la alimentación, toda la forma de vida ha de estar acorde con una rutina de actividad física continuada, no es necesario que sea extenuante, tan sólo, acostumbrarte a moverte, subir escaleras en lugar de coger el ascensor para subir a un segundo (no te digo a un 9º), ir caminando a comprar el pan a la panadería del barrio, caminar para llegar a los sitios como medio de transporte.

Es muy difícil romper los hábitos establecidos desde la infancia, por ello es básico educar en un estilo de vida saludable a los niños, para intentar que tengan algún arma cuando en la vida adulta la pereza les aceche.

Saludos

Ana

3.2 ¿Cómo es mi día activo?

Tenemos que calcular nuestro Gasto Energético Total Diario (GETD) utilizando tablas que recogen el gasto por actividad física expresado en Kcal/kg de peso y minuto y tiempo empleado en realizar la actividad. Si alguna de las actividades no vienen reflejadas en el listado, se seleccionará la más semejante a la realizada. Para calcularlo basta multiplicar vuestro peso (en kg) por el factor correspondiente (que aparece en la primera columna) y por el número de minutos empleados en realizar la actividad de que se trate. En la última columna indicaréis vuestro gasto por cada una de las actividades.
El sumatorio de todos los valores obtenidos será el resultado de vuestro gasto energético total diario. Recordad que en el caso de una mujer al resultado habrá que restarle el 10%. A continuación se muestra la tabla necesaria para la actividad:


Gasto energético según la actividad física
Fuente: Ángeles Carbajal. Manual  de Nutrición y Dietética. 2013

31’857 kcal/día * 78 (peso)= 2484’846 -10% ya que soy mujer = 2236’36
Es la ingesta energética diaria para una mujer de mi edad y peso.


Al tener una actividad ligera, mi ingesta recomendada es de 1966’5 kcal/día

La verdad es que no esperaba estos resultados, imaginaba que mi actividad diaria requería mucha menos energía de la que aparentemente consumo. Hay algunas actividades que tenemos tan mecanizadas que no les damos importancia y, si es cierto que suponen poco gasto, al final todo suma y elevan la cifra de gasto energético.


En cuanto a la ingesta de nutrientes, estoy convencida de quedarme corta en muchos de ellos y consumir un número mucho más alto de otros elementos más calóricos y menos nutritivos. Pero esa es otra batalla por venir.


jueves, 13 de julio de 2017

2.5 Reflexión "El placer de comer y cocinar"

Cada vez veo más claro que no sabemos lo que comemos.
Al hacer la compra nos fijamos en el nombre del producto y rara vez comprobamos qué lo compone y está comprobado que el nombre no siempre refleja fielmente lo que pensamos que estamos adquiriendo.
Al comer en un establecimiento encontramos en las cartas platos de nombres imposibles cuya composición no se aclara ni tras la consabida pregunta de “¿qué lleva esto?”.
La mayoría de nosotros somos consumidores ciegos, compramos a ciegas, ordenamos la comanda a ciegas.
Espero que esta ceguera no tenga graves consecuencias, porque asumo que alguna ha de tener, sólo espero que no sea terrible.
Saludos

Ana

2.4 ¿Qué hay en la etiqueta?

Cuadro con las menciones obligatorias y voluntarias en cuanto a la información nutricional:





Etiquetado en rojo aquello de que es de obligado cumplimiento y en verde lo opcional.


miércoles, 12 de julio de 2017

2.2 Recetas de buen provecho

La entrada en tu e-portfolio debe incluir:
  • Nombre completo de la receta
  • Número de comensales
  • Listado de ingredientes
  • Proceso de elaboración
  • Fotografía/s y/o vídeos que la ilustren.

Croquetas de dorada de plata (para 4 - 6 personas)
INGREDIENTES:
  • 700 g de espinacas ya rehogadas (que nos han sobrado de la cena)
  • 500 g de dorada (sobra de la dorada a la sal de la noche previa)
  • 50 g de piñones
  • 5 cucharadas colmadas de harina
  • 1 l de leche
  • Sal
  • Pimienta
  • Aceite de oliva extra virgen
  • Pan rallado (de pan duro)
  • Huevo batido
  • Ajo
Preparación:
  • Primero rehogamos las espinacas si no lo tenemos hecho de antes, como es nuestro caso. En una olla grande, doramos los ajos picados y a continuación añadimos las espinacas. Reservamos.
  • Quitamos la piel y las espinas de la dorada y la cortamos en cuadraditos.
  • En una sartén echamos aceite de oliva, pero no mucho pues las espinacas también llevan. Cuando el aceite esté caliente doramos los piñones, los apartamos en un plato y reservamos.
  • Rehogamos la dorada en el mismo aceite y cuando esté hecho añadimos la harina, removemos bien y dejamos que se dore un poco, apartamos del fuego.
  • Dejamos que baje un poco la temperatura del pescado con la harina y comenzamos a echar la leche poco a poco y removiendo para que se vaya integrando y no se formen grumos.
  • Una vez que hemos echado más o menos la mitad de la leche y queda una masa líquida es el momento de agregar las espinacas, mezclándolas bien y luego el resto de la leche, rectificamos la sal agregamos pimienta al gusto y los piñones.
  • Ponemos la sartén al fuego y movemos constantemente hasta que la masa cuaje y se desprenda de la sartén.
  • Vertemos la masa en una fuente y dejamos enfriar. Metemos al frigorífico unas horas antes de formar.
  • Formamos las croquetas pasándolas por huevo y pan rallado, freímos en abundante aceite caliente