Estoy convencida de que a comer bien, como a casi todo en esta vida, se aprende.
Independientemente de las preferencias culinarias, si has adquirido la costumbre (por no llamarlo disciplina) de comer de todo, al final lo haces sin cuestionarlo siquiera. Considero esencial que se haga como rutina, por lo que no sólo el domicilio es el lugar de seguir estas indicaciones, el colegio es fundamental.
Recuerdo con horror la comida del colegio, la verdad es que no era tampoco la más equilibrada, había fritos precocinados al menos 3 veces a la semana. Además se preparaba horas antes del momento del comedor, por lo que estaba casi fosilizada cuando llegábamos nosotros. Eso no ayudó a educarme en materia alimentaria. Añadiendo que pasé gran parte de mi niñez con mis abuelos y hacían cualquier cosa por contentarme para comer.
No sólo la alimentación, toda la forma de vida ha de estar acorde con una rutina de actividad física continuada, no es necesario que sea extenuante, tan sólo, acostumbrarte a moverte, subir escaleras en lugar de coger el ascensor para subir a un segundo (no te digo a un 9º), ir caminando a comprar el pan a la panadería del barrio, caminar para llegar a los sitios como medio de transporte.
Es muy difícil romper los hábitos establecidos desde la infancia, por ello es básico educar en un estilo de vida saludable a los niños, para intentar que tengan algún arma cuando en la vida adulta la pereza les aceche.
Saludos
Ana
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